lunes, 12 de mayo de 2014

Contra los intelectuales


Le saco el polvo y las telarañas a este blog. Hoy haciendo una reflexión y un copy-paste. La reflexión: tenemos una izquierda (toda, des de la más centrista a la más radical) perfectamente asimilada al capitalismo. Su funcionamiento, sus dinámicas internas, la composición de sus direcciones, sus propuestas programáticas y su trabajo ideológico no suponen una forma alternativa de entender las cosas y de ponerlo en práctica. Al final, los dirigentes acostumbran a tener una formación que viene del mundo universitario y son profesionales (no trabajadores manuales), no existe un aprendizaje que venga de una actividad partidaria de educación y de formación popular. En la actualidad no existe un trabajo parecido al de Manuel Sacristán, y de tantos otros militantes anónimos, de lectura, debate e interpretación de textos marxistas en los núcleos de base. Lo poco que tenemos hoy viene de ese trabajo. Existen simposios, seminarios, cursos en los que solo participa público universitario. Llevamos décadas sin un trabajo de formación y de debate que se produzca realmente en la base. Esto perpetua el dominio de la gente, por decirlo de alguna forma, que ya viene "aprendida" de su casa. El que tiene más herramientas para analizar la realidad y la coyuntura, el que sabe hablar mejor, es el que acaba destacando. 

Otra cuestión es que hay una moda absurda de especificar los méritos profesionales de los candidatos a las elecciones. Parece que un buen candidato solo es aquel que tiene no sé cuantas carreras, es cargo de no sé qué o habla de cinco a mil idiomas. La realidad nos muestra que cuantos mayor sea el número de intelectuales en los grupos parlamentarios o municipales mayor es su pobreza intelectual y político. Con un repasito del nivel político de los grupos parlamentarios y municipales del PSC o del PSUC, y después de IC, IC-V e ICV-EUiA, basta. 

Y aquí el "paste". Un fragmento de Un partido con paredes de vidrio de Álvaro Cunhal

LA REGLA DE ORO
  Importante garantía de la política de clase del Partido es la participación determinante  de militantes obreros en la Dirección. O sea, una mayoría obrera en la Dirección.
 
Puede objetarse con la propia experiencia del Partido, según la cual, en determinado momento, una identificación esquemática del origen social obrero con la conciencia política llevó a promover a la Dirección, cuadros que resultaron carentes del mínimo de  condiciones para tal responsabilidad.
 
Puede objetarse también que hay intelectuales con conciencia política proletaria y obreros fuertemente influidos por la ideología burguesa.
Es cierto. Pero no es lo más frecuente, mucho menos como regla. Lo más frecuente (y la regla) es que la ideología burguesa influye más en los intelectuales que en los obreros, y que la participación determinante de obreros en la Dirección asegura mayor solidez de principios que la participación determinante de camaradas de otros orígenes sociales.
 
Si considerando casos individuales, lo importante no es tanto el origen social proletario como la conciencia política proletaria, considerando el colectivo de dirección el origen social proletario es la fuente natural y constantemente revivificante de la conciencia de clase y de la conciencia política.
 
La mayoría obrera en los organismos de dirección es una importante garantía para que el Partido se mantenga fiel a una ideología y a una política de clase, sea capaz de analizar las situaciones y los problemas desde un punto de vista de clase, no sufra la influencia ideològica de la burguesía y mantenga firmemente los objetivos revolucionarios de la liquidación del capitalismo y de la construcción de una sociedad socialista.
 
Cuadros intelectuales integrados en un colectivo revolucionario de mayoría obrera logran, con el tiempo y la experiencia, la conciencia de clase del proletariado. Pero si los cuadros intelectuales predominan mayoritariamente en organismos de dirección, se corre el riesgo de que, manteniendo preconceptos negativos de la clase de origen, hagan prevalecer criterios y orientaciones no conformes con la naturaleza de clase, 1a ideología y los objetivos del partido.
 
No se niega que numerosos movimientos y partidos revolucionarios hayan alcanzado grandes victorias teniendo en su dirección una mayoría de elementos oriundos de la pequeña y la mediana burguesía. Pero existen también ejemplos en que el origen de clase burgués de la mayoría de los miembros de la dirección llevó a grandes distanciamientos de la causa obrera en el plano ideológico, político, programático y de acción.

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