lunes, 16 de marzo de 2015

El precariado, la primera clase social sin identidad de la historia

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En los momentos históricos en los que reina la confusión es habitual que aparezcan chamanes y adivinos que nos expliquen el futuro. Las crisis orgánicas son terreno abonado para teorías rimbombantes anunciando el fin del mundo o el surgimiento de nuevas clases sociales. Acostumbra a pasar, no es culpa de nadie. Por otra parte, llevamos décadas ejecutando sin piedad a la clase obrera. Pelotones de autores ultra-modernos se han dedicado a borrar del mapa a la clase social que debía liberar a la humanidad del yugo capitalista. Unos la convierten en clase media, otros le roban el protagonismo y otros crean escisiones en su seno. En fin, un aburrimiento. Lo de siempre.

Lo último en esta tendencia es Guy Standing. Este autor ha lanzado la hipotesis de que el “precariado” es una clase social en formación. ¿Qué es el precariado? Resumiendo, es el grupo social compuesto por aquellas personas que no tienen un empleo ni un salario estable, parten de un status conseguido a partir de la formación académica y ven limitada su ciudadanía al no poder acceder a una serie de derechos por la situación de desubicación laboral y habitacional. Según Standing, el “proletariado” se define por la estabilidad laboral y por poder tener una carrera profesional.

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Sin tener tantos conocimientos sobre la materia como Standing, creo que padece de ciertas confusiones. La primera, la definición del proletariado. La segunda, confundir una escisión de clase con una brecha generacional y de género. Según este autor, lo que diferencia una clase de la otra tiene mucho que ver con una serie de derechos adquiridos, como la educación, y con los cambios en el mercado de trabajo. Así pues, mientras que el precariado ha tenido acceso a unos estudios superiores no ha conseguido un empleo estable en función de su formación, el proletariado no tuvo acceso a esta formación pero si a un empleo estable. El precariado, además, tiene que ver con unos segmentos generacionales y de género muy concretos. El precariado vendría a ser la clase social engendrada por las políticas neoliberales que llevan governando el “mundo libre” desde los 80, tales como la terciarización de la economía en los países más desarrollados (que son el foco de atención de Standing), la desregulación del mercado y el debilitamiento del Estado en el terreno social y económico. Es fácilmente identificable lo que podríamos llamar una generación pre-neoliberal, que se mantiene en las condiciones laborales/vitales de aquellos destacamentos que han resistido a la ofensiva, muy ligada a un segmento mayor de 40-50, y a la generación pos-neoliberal (menor de 40). Serían dos generaciones marcadas por unas políticas que han cambiado las formas de vida y trabajo radicalmente, que han ido extendiendo un estilo de vida precario. En definitiva, estamos ante la demostración de la tesis del Informe Petras. Las políticas de desindustrialización y la desregulación constante llevarían a una brecha generacional entre una parte que continua con una forma de vida del pasado, que puede ver empeoradas sus condiciones de vida de forma drástica en el presente, y otra que se encuentra con un presente precario y un futuro incierto. Otra cuestión a añadir es que a partir de la última ofensiva neoliberal habrá otra brecha en el futuro: la de las personas que han accedido a unos derechos como la educación superior y las que no. Por lo tanto, en el futuro podremos hablar de otra clase social en formación: el ultra-precariado. Bromas a parte, el precariado no es más que un sector marcado por cuestiones generacionales y de género, por ahora. En la actualidad nos encontramos con la expansión de las condiciones de vida precarias entre todos los segmentos de la clase trabajadora, lo que cambiaria la fisonomía de esta clase y rompería esta brecha igualando a la baja ambos sectores.

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Vamos hacia atrás. Obviamos lo dicho. El precariado es una clase social en formación. Para formarse, no solo tiene que serlo en si, sino que debe serlo para si. Toda clase social existe cuando tiene conciencia de serlo. Todo grupo existe a partir de que los miembros de este se identifica como parte y contra otro grupo. En este caso, Standing nos dice que es un grupo desubicado, nómada socialmente. También nos dice que, en cierta medida, su identidad se construye a partir de la negación de lo anterior. Es decir, nacie contra la identidad de ser parte de la clase obrera. Vayamos por partes.

Sin entrar demasiado en materia, un grupo nómada puede tener conciencia de grupo, identificarse con los suyos. Ahora bien, ya se trata de un grupo que comparte espacios que se van alternando, en muchos casos de forma repetida. Es decir, todo grupo nómada tiene una serie de espacios por los que transita. Estos espacios acostumbran a ser siempre los mismos, formando un circuito. A pesar de cambiar de espacio comparten esos mismos, y los repiten. En el caso del precariado, su identidad no se construye en función de un espacio. Al no tener un empleo estable su sentimiento de pertenencia a un espacio será menor, puesto que seguramente cambiará de domicilio. Así pues, la identidad con su barrio desaparece, así como los espacios de este donde relacionarse con sus semejantes. Tampoco puede relacionarse con sus compañeros de trabajo de forma estable. No tiene, pues, el centro de trabajo como espacio de socialización con sus semejantes. Le queda el espacio virtual, que resulta ser un espacio incapaz de generar identidades. Las identidades se generan a partir de lo real, por lo que al no existir espacios reales de socialización no se pueden generar en lo virtual. Por lo tanto, si no hay una identificación ocupacional ni espacial, el precariado será la primera clase de la historia que no tenga identidad de serlo. Tendrá otras identidades, como indica el siguiente párrafo de Brenan, pero no una identidad de clase.

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"En resumen, no hay un único régimen de trabajo informal/precario sino una variedad de ellos, no todos igual de despiadados. La lección política que hay que sacar de esto es no clasificar a las diversas fracciones de la fuerza de trabajo en una secuencia de mayor a menor vulnerabilidad, como haría Standing, sino por el contrario desarrollar estrategias que subrayen sus elementos comunes; formar alianzas entre el sector organizado y el informal, no enfrentarlos ente sí. En el congestionado mercado de trabajo mundial, caracterizado por una escasez de trabajo remunerado, existe un enorme peligro de que, en vez de unirse, los ejércitos de reserva cedan a la tentación de considerar a los otros como rivales y luchen por cada oportunidad de empleo que se presente. Al no movilizarse a partir de la identidad ocupacional, no ven otra alternativa que apoyarse en lealtades primarias de etnicidad, casta, raza y credo."

Ante esto, podríamos hacernos algunas preguntas. Ante la desaparición de espacios y momentos reales de socialización y relaciones ocupacionales, es decir ante la desaparición progresiva de la identidad de clase ¿qué otras identidades van a prevalecer? ¿Será la desaparición progresiva de esta la causa de la expansión de las identidades nacionales? No es casual que en un momento en que se desintegra una sociedad el nacionalismo tome fuerza. ¿No estaremos cometiendo un error al crear escisiones de clase difícilmente demostrables? ¿No deberíamos centrar el foco en la precarización de toda la clase obrera? ¿No deberíamos centrar el foco en las consecuencias que pueda tener esto en la desaparición de espacios y relaciones que fomenten la enajenación de los individuos de su clase real? Deberíamos reflexionar sobre qué hacer para combatir la fragmentación de la clase trabajadora y de su vida, y no generar nuevas identidades que la profundice.

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