miércoles, 2 de enero de 2013

Recuperemos las tradiciones revolucionarias. Hoy: la cárcel para los enemigos del pueblo.


SYRIZA lo tiene claro, y es la primera fuerza política en intención de voto en Grecia

La historia reciente de nuestra izquierda es aburrida. Asumió un tono moderado, la falsa resolución de los conflictos por la vía parlamentaria e institucional. Asumió el liberalismo político y adoptó un programa de economía mixta acomplejada. Aceptó el mantra del “Estado de derecho” y el respeto a la legalidad. En sus momentos álgidos usó corbata y en sus momentos de máxima decadencia no sabía ni como vestir. La debilidad ideológica lo inundaba todo. Y llegamos a 2008, la crisis del capitalismo estalla como una explosión programada, la izquierda que se encontraba más o menos en una buena posición (medio gobernaba) no sabe dónde meterse. Los más listos saben que jugar a las cartas liberales es enmerdarse, los que tienen menos luces quieren repetir anteriores experiencias de “Govern d'Entesa”.


Año 2013. Han acabado con casi todo, Rajoy ha podado derechos, sube todo menos el salario (aunque lo disfracen no ha subido, el real ha bajado mucho). La mitad de los jóvenes no tiene trabajo, la otra mitad lo hace en condiciones de semi-esclavitud (eh, ¡y no te quejes!). La pobreza se hace corriente, y en esto que hay protestas masivas que hay gente que aun no ve. Y la gente se cabrea cada vez más. Ante todo esto ¿qué hace la izquierda? Pues lo que puede. Se recompone, se reconstruye, reorganiza y vuelven los debate teóricos de antaño (en la X Asamblea Federal de IU se debatió en plenario sobre Reforma vs. Revolución, lo nunca visto). La izquierda (la que no se ha vendido al capital) vuelve a creerse eso de que el problema se llama capitalismo y los culpables -quizás en última instancia- de la situación de sufrimiento son los políticos y sus políticas que aumentan la riqueza de los más ricos.

Y como esto va de recuperar tradiciones revolucionarias, es decir recuperar prácticas colectivas que hoy sigan siendo útiles, hay una que es la más popular, el punto en el programa de mayorías que apoyaría el pueblo entero: encarcelar a los enemigos del pueblo. Por qué? Pues porque su libertad supone el sufrimiento de la mayoría. Sus acciones han hecho que la gente se quede sin casa, sin trabajo, que haya muertos por estar ahogados por las deudas. A los comunistas siempre se nos ha acusado de ser más policías que una opción política. Kerensky ya acusaba de ello a los bolcheviques, pero es que ¿Qué mejor remedio que meter a un banquero en la cárcel? Lo valida un Premio Nobel de economía como Stiglitz (que no es que sea precisamente marxista-leninista):

“Yo creo que deberíamos hacer lo que hicimos en los 80 con la crisis de las cajas de crédito y ahorro, y meter en la cárcel a un buen número de estos tipos. Lo creo absolutamente. No son sólo delitos de guante blanco o pequeños incidentes. Hay víctimas reales. Ese es el asunto. Hubo víctimas en el mundo entero.”

Hoy como ayer la izquierda, sea del pelaje que sea (pero siempre que sepa que el problema es el capitalismo), debe tener entre sus propuestas políticas y entre sus lineas estratégicas el encarcelamiento de los culpables de todo el sufrimiento: de los que construyeron el actual modelo, de los que hicieron estallar la crisis y de los que están imponiendo las políticas de austeridad que están matando (literalmente) a nuestra gente. No os preocupéis, no hará falta habilitar nuevas salas en los juzgados ni construir más cárceles; acostumbran a ser los mismos.

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