miércoles, 12 de noviembre de 2014

David Fernández, Lenin y los sentimientos





Este abrazo da para muchas reflexiones. Una de ellas es el papel que juegan las emociones en la política. Dejarse llevar por las emociones en la política debilita, sobre todo a aquellas personas que juegan en terreno contrario, contra un adversario mucho más poderoso. Con las emociones, por otra parte, también se juega, se las canaliza, se intenta crear estados de ánimo colectivos. Veamos el fragmento de Zizek sobre Lenin, los sentimientos y la lucha política, y que cada uno reflexione. 

A los calumniadores de Lenin les gusta evocar su famosa reacción paranoica al escuchar la appasionata de Beethoven (él primero empezaba a llorar, luego afirmaba que un revolucionario no podía permitirse el lujo de tales sentimientos, porque ello lo hacía demasiado débil, deseando dar golpecitos a los enemigos en lugar de luchar con ellos implacablemente) como la prueba de su frío autodominio y su crueldad - Sin embargo, incluso en sus propios términos, ¿este accidente es eficazmente un argumento CONTRA Lenin? ¿No da testimonio más bien de una sensibilidad extrema por la música que necesita ser mantenida en jaque para continuar la lucha política? ¿Quién de los políticos cínicos de hoy aún despliega un rastro de semejante sensibilidad? ¿No es Lenin aquí muy opuesto a los Nazis de alto-cargo que, sin ninguna dificultad, combinaban tal sensibilidad con la crueldad extrema en la toma de las decisiones políticas (basta recordar a Heydrich, el arquitecto del holocausto que, después del trabajo de un día duro, siempre encontraba tiempo para tocar con sus camaradas los cuartetos de cuerda de Beethoven)?  Repetir Lenin. Slavoj Zizek 

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