domingo, 21 de diciembre de 2014

Me vienen a convidar a que no pierda


Vivimos un momento de euforia para unos y de tormento para otros. Euforia para aquellos que ven cerca la victoria, que la sienten suya. Tormento para aquellas que no ven en el auge de Podemos una victoria. El que alimenta este blog vive en una profunda confusión sobre este fenómeno político. Si bien le alegraría una victoria de una fuerza, aunque no fuera la suya, que lleve el cambio al país, le aterra pensar que no se trata más que de un souflé que un día bajará, y habrá acabado con las estructuras existentes de la izquierda y de los movimientos sociales. No quiero extenderme mucho, pero en definitiva, los que venimos de la disciplina de la derrota permanente (los parias nunca ganamos ningún partido) no nos gustan las prisas por "ganar", viendo que al salir a la calle no tenemos espacios de solidaridad popular, ni de organización obrera, ni nada. Lo único que tienen los parias hoy es un líder carismático que aparece en la televisión. A algunas personas les servirá, a mi no. Seré un necio.

-----------------

Esta reflexión la hago gracias a que Joan Tafalla, cuyo blog recomiendo, ha subido una canción de Silvio Rodríguez. Os dejo la letra. A los que no estamos implicados por modas ni por gregarismos nos encantan estas canciones.


El necio

Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares.
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
me vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.


Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.


Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).


Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario