jueves, 28 de marzo de 2013

Capitalismo, basura y barrenderos.




Decían en un episodio de Salvados que el policía era como el barrendero, que se encargaba de limpiar las calles de delincuencia. Una delincuencia, por otra parte, que va en función de quién dicta la ley, y hasta ahora-hasta donde sabemos-las leyes las suelen dictar unas personas que trabajan poco y ganan mucho dinero. Son precisamente estas personas (pocas) las que dictan unas leyes para asegurar su forma de acumular riquezas. Resulta que esta forma es una gran máquina de producir desechos. Cosas que en un tiempo fueron útiles y que ahora ya no sirven para nada, ya sean mercancías o personas.


Ahora, con la crisis, se produce un fenómeno que quizás ilustra el producto real del capitalismo: gente que busca en la basura cualquier cosa para comer u objeto para sobrevivir. Digo que quizá lo ilustra porque en una misma situación se encuentran las "basuras" del capitalismo. Es duro usar estas palabras, pero más duro es que no se ponga remedio a esta situación. Pues bien, en este hecho se juntan dos elementos: aquellos productos que ya no se consideran útiles, y la persona que el sistema ha excluido del resto de la sociedad. Es como si el capitalismo le sobrara gente, de la misma manera que le sobran mercancías. Como si en esta sociedad sólo fueran útiles los hombres blancos de entre treinta y cuarenta y cinco años. Como si el resto, por no pertenecer a este selecto club, debieran aguantar peores condiciones económicas, dependencia o la miseria. Resulta evidente que con la crisis ni eso. Ahora toda persona que vive de su trabajo-y no del de los demás-está bajo el punto de mira de la penuria. El lucro primero, después las personas-decía en sueños (o no) Amancio Ortega-, en tiempos de crisis la receta siempre es destruir puestos de trabajo y "buscar" nuevos mercados. Y cuando llegan los buenos tiempos seguimos con la misma historia de siempre: para ganar más se produce más, con el menor coste posible. Y se produce más de lo que se necesita, y cuando estalla la burbuja volvemos a la crisis. Pero al parecer, la que estamos sufriendo no es una crisis más. El volumen de "basura" del capitalismo y la grieta monumental en sus estructuras indican que el sistema quiebra.


Ante este volumen de "basura" (recordemos que estamos hablando de personas) las élites usan sus barrenderos. Señalar los más débiles como culpables, criminalizarlos y marginarlos es su estrategia. Sus artífice el fascismo, el racismo y el populismo, y cuando hay usan la fuerza las fuerzas represivas. La gente trabajadora, las clases populares, debemos aprender de nuestra historia, de nuestros barrenderos. Quizás habrá que hacer recordar a la oligarquía aquel barrendero que desde tierras lejanas, y con su perilla singular, barría los culpables de la pobreza y la guerra.

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